Lance Armstrong y la sombra del dopaje deportivo
El ciclista Lance Armstrong enfrenta una nueva acusación de dopaje: sus múltiples victorias y su triunfo contra el cáncer lo han convertido en una leyenda viva, pero también en el blanco de las sospechas. La sombra del dopaje ha oscurecido ya muchas carreras ilustres, ¿será también el caso de Armstrong?
Debido a la acusación por dopaje que enfrenta, Lance Armstrong, el campeón ciclista, no podrá competir el en triatlón Ironman, que se llevará a cabo en Niza, Francia, según informó la World Triathlon Corporation (WTC).
"Las reglas de la Corporación dictan que ningún atleta puede competir si existe una investigación abierta contra él; Armstrong será, así, suspendido de ésta y de otras competencias vinculadas con la WTC hasta que se hagan las revisiones pertinentes", declaró Chuck Menke, director de comunicaciones de la WTC.
La acusación contra Armstrong fue impuesta por la Agencia de Anti-Dopaje de Estados Unidos (USADA), que asegura que el ciclista habría echado mano de sustancias como testosterona, EPO e incluso transfusiones de sangre para mejorar su rendimiento físico. Para sostener la acusación, la Agencia dice haber analizado muestras de sangre de Armstrong tomadas entre el 2009 y el 2010.
Para el ciclista, sin embargo, ésta acusación no sería sino un intento por desacreditarlo y dañar su reputación: "La USADA pretende usar denuncias de hace más de 16 años sólo para evitar que compita en el triatlón, y para despojarme de las siete victorias que he conseguido en el Tour de France", comentó en un comunicado.
Ésta no es la primera vez que el ciclista, retirado en 2011, enfrenta una acusación de dopaje, aunque ninguna de las anteriores hizo mella en su carrera; además, en febrero del 2012, la Fiscalía General de Los Angeles lo declaró inocente de dopaje y retiró todos los cargos en su contra.
Habrá que esperar ahora para ver si las acusaciones de la USADA son tan sólidas como aseguran; quién sabe si Armstrong, tan acostumbrado al triunfo, tenga que vérselas por primera vez con una derrota.
Otras carreras ensombrecidas
El deporte siempre ha sido visto como una actividad lúdica que puede alejar a los jóvenes y a la gente del camino de las drogas. Pero, ¿qué sucede cuando es precisamente el deporte lo que motiva el consumo de sustancias ilegales?
La sombra del dopaje ha oscurecido la carrera de muchos deportistas legendarios; entre los casos más destacables se encontraría el de Diego Armando Maradona, quien fue suspendido del World Cup de 1994 en Estados Unidos debido a que dio positivo en las pruebas antidoping. Este incidente así como un continuo abuso de sustancias son sin duda estigmas grandes en la carrera del futbolista.
En fechas recientes, el beisbolista Roger Clemens ha sido acusado también de haber utilizado esteroides y hormonas del crecimiento para mejorar su rendimiento entre el 2000 y el 2001.
Otro escandaloso caso de dopaje sucedió en 1998, en el Tour de France, cuando el equipo francés Festina fue descalificado completamente luego de que se encontrara que había utilizado una sustancia ilegal conocida como EPO.
La EPO (nombre científico: eritropoyetina) es una sustancia que incrementa la producción de glóbulos rojos, lo que mejora el rendimiento físico del deportista.
El escándalo por dopaje puede ser tan grande que, en ocasiones, opaca completamente los logros de los atletas, como sucedió con Ben Johnson, quien no sólo ganó el primer lugar en 100 metros planos en los Juegos Olímpicos de Seul (1988), sino que lo hizo rompiendo un récord mundial. No obstante, al ser encontrado culpable de dopaje tuvo que devolver todas sus medallas y sus récords fueron borrados.
El dopaje es un problema grave que el deporte profesional ha venido enfrentado sin lograr erradicarlo nunca. Desde 1999, varias instituciones deportivas realizan controles de dopaje en los campeonatos para garantizar una competencia “limpia”. Para ello, someten a los competidores a exámenes antidoping sorpresa.
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